viernes, 20 de febrero de 2015

DUATLÓN DE GALIZANO

   Con un día muy desapacible para la práctica deportiva, inaugurábamos una nueva temporada de duatlones y triatlones.
Siete largos meses habían pasado desde mi última cita con el triatlón. Por medio varias lesiones, fracturas, rehabilitaciones y días duros.

Así que el domingo por la mañana me enfundé mi traje del luces del equipo, el Triatlón Santander y me fuí para Galizano con la mochila llena de ganas e ilusión.

En la línea de salida varios "superclase" del duatlón, así que la consigna era clara, sufrir y estrujarnos al máximo.

Con un poco de retraso se dió el bocinazo de salida. No llevábamos ni 100 metros, cuando Beñat Arnaiz puso su "marcheta". Rodrigo se fué con él, y por detrás formamos un grupo numeroso. Pero los pensamientos de mantener la cabeza fría enseguida se me pasaron, y eso que la lluvia no arreciaba. Así que me fui en busca del dúo cabecero.



Logré alcanzar a Rodri, pero Beñat ya nos aventajaba con un ritmo imposible. Por atrás, varios integrantes del grupo cabecero se acercaban. Llegamos a la bajada de la playa de Galizano, y toca lanzarse, aunque en esta ocasión era un poco peligroso por los ríos que transcurrían a sus anchas por la carretera.
En la bajada consigo unos metros de ventaja con Rodri, y con el grupo. El ritmo no decae y van cayendo los kilómetros.

Llegamos a la primera transición, fuera zapatillas. Me coloco mi "Aizea" y salto sobre los pedales. En el cambio Beñat tuvo algún problema, saliendo así los dos juntos a la recta de Galizano-Somo.




Por la mala climatología se decidió cambiar el recorrido ciclista que pasó a ser 3 vueltas entre Galizano y Somo, un recorrido bastante plano y rodador. Enseguida Beñat me abrió un hueco considerable y su referencia se fue alejando. Por detrás había movimientos, pero para mi sorpresa apenas me recortaban tiempo. 

Yo seguía imprimiéndole fuerza a los pedales y los kilómetros iban cayendo. En la rotonda de Galizano mi padre y mis compañeros de equipo me cantaban las diferencias y me animaban a darle más gas. En la segunda vuelta me encontré muy consistente y pude mantener la distancia con mis perseguidores. 



Ya en la última recta, aparecían los calambres, por lo que hubo echar mano de la calculadora y empezar a regular. Subir un par de piñones y ganar agilidad en el pedaleo. 

Llegada a Galizano, y nuevo cambio. Zapatillas y a correr. Pando se baja cerca, me ha recortado mucho en la última vuelta, así que toca apretar los dientes de nuevo. Los primeros metros del último sector son agónicos, la musculatura se va colocando en su sitio y se hace difícil enlazar dos zancadas eficientes. 




Últimos metros, por suerte he aguantado el tipo y entro en meta en 2ª posición, disfrutando muchísimo de cada metro de competición. 



Por equipos, El Triatlón Santander arrancamos con una nueva victoria. ¡¡Grandes compis!! 

¡Saludos y kilómetros!