El pasado sábado reapareció el en
calendario cántabro de triatlones, el Triatlón de Laredo, tras unos años de
ausencia.
De este modo, a las cinco de la
tarde del pasado sábado se daba la salida a una nueva edición de esta prueba
“del mundo de las transiciones”. La distancia era olímpica, (1,5-39-10 kms).
La natación se desarrolló dentro
del nuevo puerto de Laredo. Normalmente, las salidas desde el agua suelen
conllevar muchos golpes, pero esta vez me pude librar.
Pitido inicial y arranco fuerte.
Un nadador se me sube literalmente encima, obligándome a sacar mis malos
modales. Tras zafarme de este, me coloco en cabeza de la prueba y enseguida me
destaco. He empezado fuerte, pero nada que ver con otras ocasiones donde
arranco demasiado fuerte para coger buenos pies.
Esta vez el arranque es más
progresivo, por lo que voy aumentando el ritmo paulatinamente hasta que consigo
quedarme en solitario. A partir de ahí intentando regular un poco e imponerme
un ritmo “machacón”.
Al final del sector acuático,
consigo alcanzar algunas chicas, que habían salido con 8 minutos de ventaja.
Salgo del agua encabezando la
prueba masculina, completando el kilómetro y medio en 17’, aunque no sé si
fiarme mucho de los parciales que aparecen en las clasificaciones.
Rápida transición, me coloco mi nuevo casco de Tribike, y a pedalear.
Me coloco sobre mi bici, y comienzo a recorrer las calles de Laredo. Por
delante 39 kilómetros, siendo el típico recorrido “pestoso” de Cantabria, con
continuas subidas y bajadas. Primera subida fuerte a Tarrueza. Voy sin
referencias, aprieto, pero sin fundirse.
Los kilómetros van pasando. En el
kilómetro 7 me pasa el riojano Felipe Santamaría, y sobre el 13 me pasa el
incombustible Félix.
Casi en el punto de giro soy
alcanzado por el burgalés Cuesta, nos damos ánimos y seguimos.
Giro de 180º y vuelta hacia
Laredo. Observo como viene la carrera por detrás. Un grupo de unos 10
triatletas viene cerca, por lo que pronto perderé mi posición.
Enseguida soy neutralizado por
ese grupo, liderado por Javi Loroño y Sergio Sobrino, van fuerte y apenas aguanto
su ritmo un par de kilómetros, siempre respetando las distancias.
Los últimos kilómetros se me hacen
realmente duros. Deseando llegar de nuevo a Laredo y bajarme a correr, realizo
la bajada hasta el puerto de la ciudad.
Cambio de zapatillas y carretera.
Como siempre, salgo a lo “kamikaze”, demasiado fuerte.
En la primera de las dos vueltas,
recorriendo los espigones del puerto, recupero algunas posiciones y el ritmo es
bueno.
Ya en la segunda vuelta me quedo
en “tierra de nadie”, pues por delante están muy lejos y por detrás tampoco
parece que me alcanzarán. Así que intento mantener un ritmo fuerte, para no
llevarme sustos al final.
Los calambres aparecen y la
zancada se acorta. Ya sólo pienso en cruzar la línea de meta. Últimos metros,
recibo los ánimos del público y entro en meta con 2h 03’.
7º absoluto y 2º sub23. En líneas
generales satisfecho con mi rendimiento, aunque no haya sido una de mis mejores
carreras. Contento con la natación y la carrera a pie. En la bici fallé
demasiado, pero sé a qué se debe y tiene fácil solución.
Felicitar además a la
organización, pues resultó un triatlón de 10 y del que seguramente repetiré.
Saludos y kilómetros.